Ser previsor y controlar los cambios en el mercado te puede ayudar a controlar tu rentabilidad económica y adelantarte a cualquier situación adversa.
La inflación y el Índice de Precios al Consumidor (IPC) son factores que afectan directamente a los sectores económicos y, el campo de la salud no es una excepción. Las clínicas y los centros médicos, aunque tienen como objetivo principal ofrecer atención médica de calidad a los pacientes, no pueden evitar verse implicados financieramente.
Para empezar, es vital que comprendas cómo estos dos valores afectan a los costos operativos de tu clínica. Con el aumento de los precios de insumos médicos, como son los equipos, suministros y medicamentos, te verás obligado a destinar más presupuesto a la adquisición de estos recursos tan esenciales.
A efectos externos, la inflación en el mercado puede afectar directamente a la rentabilidad de tu clínica. El aumento de los costes de adquisición de equipos, de los alquileres de inmuebles y de suministros puede tener como consecuencia la clara reducción de tus márgenes de beneficio.
Esta situación puede provocar un aumento de los costos de los tratamientos y servicios médicos que ofreces a tus pacientes, lo que a su vez puede impactar en la accesibilidad a la atención médica; en concreto para aquellos financieramente más limitados.
Recuerda que los medicamentos y tratamientos especializados, también pueden sufrir una subida de precio debido a la inflación y el aumento de su demanda. Si aumentan sus costes, ese cambio afectará directamente al presupuesto que tú como clínica proporcionas a tus pacientes. ¿Sabes qué significa? Puede darse el caso de que para tus pacientes, suponga un desafío mantener esta asistencia o consumo, entonces es probable que pase por tu mente la posibilidad de rebajar los precios. Sin embargo, tú como empresa, no puedes arriesgarte a no subir los precios porque podrías terminar perdiendo dinero y no sería viable.
Además, la inflación también puede afectar en los salarios del personal de tu centro. A medida que los precios de los bienes y servicios aumentan, es lógico que los trabajadores busquen ajustes salariales para mantener o mejorar su poder adquisitivo. Como gerente de tu clínica, te enfrentas al desafío de equilibrar la satisfacción y retención del talento médico con la necesidad de mantener costos operativos sostenibles.
En cuanto al alquiler y mantenimiento del espacio físico de tu clínica, la inflación afecta directamente a los costos que te supone. Si no eres el propietario del local o el edificio y estás de alquiler, ten en cuenta que el arrendador puede aumentar los precios. Esto te supondrá valorar la situación, recalcular tu presupuesto y, en caso necesario, pensar alternativas si no puedes hacer frente a esa subida de alquiler.
Para prevenir esta situación, es recomendable revisar de vez en cuando tus proyectos de inversión, aplazando los que no sean vitales para mantener un margen de ahorro y de rentabilidad. También puedes optar por revisar los contratos con proveedores, optimizar la cadena de suministros y contar con planes estratégicos.
Siguiendo por esta línea, si tenemos en consideración el IPC (Índice de Precios de Consumo) podemos entender el porcentaje de variación en los bienes y servicios concretos que una familia adquiere. Si los precios están en alza, los pacientes tendrán menor capacidad para adquirir servicios, como pueden ser los que ofreces en tu clínica. Sin embargo, es el momento para reafirmar la calidad de tus productos y servicios, dándoles el valor que merecen y justificando el precio que tienen, porque realmente lo valen.
El IPC proporciona una medida específica de cómo los precios al consumidor están evolucionando en relación con un periodo base determinado. Para tu clínica, esto implica la necesidad de analizar anualmente los posibles cambios en el IPC para entender cómo pueden afectar a la demanda de servicios médicos. Si los costos de la atención médica aumentan a un ritmo mayor que el IPC y tus servicios no ofrecen más valor, es posible que tus pacientes busquen alternativas más económicas o pospongan tratamientos no urgentes. Esto puede acarrearte consecuencias financieras adversas.
Para mitigar estos efectos negativos provocados por la inflación y el IPC, puedes implementar diversas estrategias en tu centro. Una opción podría ser mejorar la eficiencia operativa, optimizando los procesos y reduciendo el desperdicio de recursos. Por ejemplo, puedes revisar tu inventario para aprovecharlo eficazmente sin necesidad de hacer más pedidos a tus proveedores.
Además, también puedes buscar fuentes de ingresos alternativas o negociar los gastos con tus proveedores ; esto te puede ayudar a controlar los costos regulares que tienes. Por último, invertir en tecnología y formación de tu personal puede aumentar la productividad y la calidad de la atención, lo que a su vez puede ayudarte a generar ahorros a largo plazo.
Si hay algo claro es que, como empresa,debes obtener beneficios. Por lo tanto, aunque no es lo ideal, si los costes de las materias primas aumentan, tendrás que subir los precios de tus servicios para no perder dinero y poder seguir atendiendo a tus pacientes.
En conclusión, la inflación y el IPC son factores que tienen un impacto significativo en tu clínica, afectando tanto a los costos operativos como a la demanda, por parte de los pacientes, de servicios médicos. Es fundamental que comprendas cómo estos indicadores económicos influyen en tu entorno financiero y desarrolles estrategias efectivas para intentar mitigar al máximo sus efectos adversos, garantizando así la sostenibilidad de tu clínica.
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